There are some people that always want more. They are never content!

When I was a child, I remember the hard cheddar cheese that the government would provide us. I remember instant dinners. I remember working at the deli for two dollars on Saturdays. We played baseball with a rubber ball and a stick. We played by the fire hydrant. We ate every day. We had a roof over our heads. Simply put, I was content. I didn’t know that we were considered “poor.” I only found that out later from the media and TV. Society thrusts upon us belief systems that cause stress, disappointment and false expectations. The Apostle Paul had learned that in the midst of his ministry journey. He learned how not to allow “societal expectations” to disturb or disquiet him. He knew that these expectations were misleading and disappointing. Many of people’s problems today are actually due to worry about what other people think about them. Most go into debt just to impress others and in the process, get stressed out because of the debt. Paul reminds us today that if we get back to being content with what we have, and grateful that our real needs are met, stress and worry will melt away and you’ll realize that you are already wealthy with what is really important such as faith, family, friends, peace and joy. Every day is a gift. Appreciate it! Don’t take it for granted!

Phillipians (AMPC) 4:11 “Not that I am implying that I was in any personal want, for I have learned how to be content (satisfied to the point where I am not disturbed or disquieted) in whatever state I am”

Hay algunas personas que siempre quieren más. ¡Nunca están satisfecho!

Cuando era niño, recuerdo el queso cheddar que el gobierno nos proporcionaba. Recuerdo cenas congeladas instantáneas. Recuerdo trabajar en la tienda de delicatessen por dos dólares los sábados. Jugábamos béisbol con una pelota de goma y un palo. Comíamos todos los días. Teníamos un techo sobre nuestras cabezas. En pocas palabras, estaba contento. No sabía que nos consideraban “pobres”. Sólo me enteré más tarde por los medios de comunicación y la televisión. La sociedad nos empuja sistemas de creencias que causan estrés, desilusión y falsas expectativas. El apóstol Pablo lo había aprendido en medio de su camino ministerial. Aprendió cómo no permitir que las “expectativas sociales” lo perturben o lo inquieten. Sabía que estas expectativas eran engañosas y decepcionantes. Muchos de los problemas de la gente hoy en día se deben en realidad a preocuparse por lo que otras personas piensan de ellos. La mayoría se endeuda solo para impresionar a otros y, en el proceso, se estresan debido a la deuda. Pablo nos recuerda hoy que si volvemos a estar contentos y agradecidos con lo que tenemos,  el estrés y la preocupación desaparecerán y te darás cuenta de que ya eres rico con lo que es realmente importante, como la fe, familia, amigos, paz y alegría. Cada día es un regalo. ¡Aprenda a agradecerlo! ¡No lo des por sentado!

Phillipians (AMPC) 4:11 “No es que esté insinuando que tenía alguna necesidad personal, porque he aprendido a estar contento (satisfecho hasta el punto en que no me siento perturbado o inquieto) en cualquier estado que sea”