El rey David dijo en Salmos 118: 24: “Este es el día que hizo el Señor; Nos regocijaremos y nos alegraremos en ello ”. David sabía que fue Dios quien hizo (creó; formó) cada dia como un regalo para nosotros. Nuestro querido Dios tambien nos dio el precioso don de salvación, liberación y restauración debido a su amor, bondad y misericordia que tiene para con nosotros. Él es el Padre celestial perfecto y amoroso, y David reveló este entendimiento mientras adoraba a Dios cada dia. David realmente entendió la injusticia y la dificultad que todos experimentamos en esta vida, pero su relación con Dios lo ayudó a superar cada desafío que venia a el de ves en cuando. ¡Este mismo amor, bondad y misericordia es tuyo hoy!
Salmos 23: 6 Ciertamente la bondad y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida.
Es vital que captemos la poderosa verdad de que Dios es un Padre bueno y amoroso. Si no recibimos eso en nuestros corazones, siempre lucharemos con la culpa, la vergüenza, la condenación y temor. El enemigo de nuestras almas usa el temor, la duda y la condenación para hacernos sentir que Dios está enojado con nosotros y solamente quiere castigarnos. Sin embargo, es el enemigo que quiere destruirnos. Dios nos amó tanto que envió a su Hijo unigénito a morir en la cruz para salvarnos y adoptarnos en su familia. Lucas 12:32 dice: “No temas, pequeño rebaño, porque es un placer para tu Padre darte el reino”. ¿Acabas de leer eso? Es su placer! Se alegra de vernos como parte de su familia. Él ama conversar y caminar con nosotros. Él ama cuando nos relacionamos con Él como Padre. Él es quien nos enseñó a llamarlo Padre. Su reino es asombroso! En su reino, hay sanidad (Mateo 4:23). Los pobres en espíritu son bendecidos en su Reino (Mateo 5: 3). Los perseguidos son bendecidos en su Reino (Mateo 5:10). Su Reino pertenece a aquellos que obedecen sus mandamientos (Mateo 5:19). Su voluntad se hace en su Reino (Mateo 6:10). Todas nuestras necesidades se satisfacen en su Reino (Mateo 6:33). Los espíritus del maligno son expulsados cuando su Reino está presente. (Mateo 12:28). En Cristo, somos ciudadanos del reino, y todas las cosas son nuevas. No tenemos que luchar más. Somos parte de Su Reino y es Su placer darnos el Reino.