Probablemente hayas escuchado sobre el poderoso escudo de la fe que apaga todos los dardos ardientes del maligno. Pero, ¿sabías que el favor también es un escudo? Y no cualquier escudo. Es un gran escudo que rodea a los justos, protegiéndolos del maligno. El Salmo 5:12 (GW) dice: “Tú bendices a los justos, Señor. Como un escudo grande, los rodeas con tu favor”. El favor incluye: ventaja, beneficio, privilegio, derecho otorgado, bondad gentil otorgada. Un momento de favor puede cambiar su situación en un momento. Dios le dio favor a José, y en un momento, pasó de ser prisionero a convertirse en primer ministro. Dios le dio favor a David y pasó de ser perseguido por el rey a convertirse en rey. Dios le dio favor a Gedeón, y pasó de ser un hombre asustado y con una baja autoestima a ser un libertador. ¿Qué te sucedería si Dios te mostrara favor? ¡Ponlo primero en tu vida y observa cómo el favor de Dios te rodea y te bendice más allá de tus mayores expectativas!
Una de las grandes luchas que tenemos hoy es en quién podemos confiar para darnos una buena orientación o dirección. El otro día, fui a una tienda muy grande en busca de un artículo específico. No pude encontrar el artículo, así que le pregunté a un empleado si sabían dónde estaba el artículo. Ella nos dijo que estaba en el pasillo 3. Sin embargo, a pesar de que era una empleada, me dio información incorrecta. Le pregunté a dos empleados más y finalmente encontré el artículo que estaba buscando. Esto sucede en todas las áreas, ya sea que necesite reparar su automóvil, un médico que pueda diagnosticar correctamente su problema, a qué tipo de escuela debe ir, etc. Afortunadamente para quienes confiamos en Cristo, se puede confiar en que Dios nos dará la dirección y orientación perfecta. Isaías 48:17 (AMP) dice: “Esto es lo que el Señor, tu Redentor, el Santo de Israel dice:” Yo soy el Señor tu Dios, que te enseña a sacar provecho (beneficio), que te guía por el camino que deberías ir”. Entonces, en lugar de pedir ayuda a todos, excepto a nuestro Padre Celestial, es hora de cambiar esta ecuación. Ve a Dios primero y pídele sabiduría y orientacion todas las mañanas. Él te enseñará a prosperar en tu camino y te guiará por senderos justos. Él nunca te dejará ni te abandonará, ¡así que camina diariamente con Dios porque Él dirigirá tus caminos!