Nunca olvidaré la alegría de tomar las manos de mis hijos mientras caminábamos. Tuve que reducir mi velocidad a su velocidad, y tuve que ayudarlos porque a veces resbalaban. Se habrían caído si no lo hubiera tomado de la mano. Estaban contentos y confiados porque estaban sosteniendo por la mano de papá, y papá estaba encantado de poder caminar con ellos. De la misma manera, nuestro precioso Padre Celestial nos sostiene en medio de los muchos peligros que experimentamos durante nuestra vida. El Salmo 37: 23,24 dice: “El Señor hace firmes los pasos del que se deleita en él; aunque tropiece, no caerá, porque el Señor lo sostiene con su mano”. Estoy muy agradecido de que mi Padre Celestial esté caminando conmigo y me sostenga con Su mano. Incluso cuando tropiezo, Él no me deja caer. Recuerda hoy que tu Padre Celestial está viajando contigo. Aunque puedas tropezar, ¡Él esta a tu lado! Su gloriosa mano está allí sosteniéndote. No estas solo. ¡Él te ayudará a llegar a la línea final!
Es vital que captemos la poderosa verdad de que Dios es un Padre bueno y amoroso. Si no recibimos eso en nuestros corazones, siempre lucharemos con la culpa, la vergüenza, la condenación y temor. El enemigo de nuestras almas usa el temor, la duda y la condenación para hacernos sentir que Dios está enojado con nosotros y solamente quiere castigarnos. Sin embargo, es el enemigo que quiere destruirnos. Dios nos amó tanto que envió a su Hijo unigénito a morir en la cruz para salvarnos y adoptarnos en su familia. Lucas 12:32 dice: “No temas, pequeño rebaño, porque es un placer para tu Padre darte el reino”. ¿Acabas de leer eso? Es su placer! Se alegra de vernos como parte de su familia. Él ama conversar y caminar con nosotros. Él ama cuando nos relacionamos con Él como Padre. Él es quien nos enseñó a llamarlo Padre. Su reino es asombroso! En su reino, hay sanidad (Mateo 4:23). Los pobres en espíritu son bendecidos en su Reino (Mateo 5: 3). Los perseguidos son bendecidos en su Reino (Mateo 5:10). Su Reino pertenece a aquellos que obedecen sus mandamientos (Mateo 5:19). Su voluntad se hace en su Reino (Mateo 6:10). Todas nuestras necesidades se satisfacen en su Reino (Mateo 6:33). Los espíritus del maligno son expulsados cuando su Reino está presente. (Mateo 12:28). En Cristo, somos ciudadanos del reino, y todas las cosas son nuevas. No tenemos que luchar más. Somos parte de Su Reino y es Su placer darnos el Reino.