El apóstol Pablo conocía las estrategias, planes y artimañas del enemigo de nuestras almas. Hubo muchas veces cuando exhortó al pueblo de Dios a recordar que siempre debemos estar alertos y conscientes de los planes y armas que se han formado contra nosotros. Isaías 54:17 dice: “Ninguna arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio. Esta es la herencia de los siervos del Señor, y su justicia es de mí, “dice el Señor”. Dios nos recuerda hoy que se han formado armas y planes contra ti, pero Él está contigo, y el mayor reside dentro de ti. Además, conocemos los esquemas del enemigo, entre los que se encuentran: engaño, mentiras, lujuria por la fama y la fortuna, temor, duda. Como sabemos acerca de estas armas, las rechazamos y renunciamos. En cambio, buscamos crecer el los frutos del Espíritu, la fe victoriosa, y un estilo de vida de perdón y el amor de Dios.
2 Corintios 2:11 “Para que Satanás no se aproveche de nosotros, pues no ignoramos sus artimañas”.
Es vital que captemos la poderosa verdad de que Dios es un Padre bueno y amoroso. Si no recibimos eso en nuestros corazones, siempre lucharemos con la culpa, la vergüenza, la condenación y temor. El enemigo de nuestras almas usa el temor, la duda y la condenación para hacernos sentir que Dios está enojado con nosotros y solamente quiere castigarnos. Sin embargo, es el enemigo que quiere destruirnos. Dios nos amó tanto que envió a su Hijo unigénito a morir en la cruz para salvarnos y adoptarnos en su familia. Lucas 12:32 dice: “No temas, pequeño rebaño, porque es un placer para tu Padre darte el reino”. ¿Acabas de leer eso? Es su placer! Se alegra de vernos como parte de su familia. Él ama conversar y caminar con nosotros. Él ama cuando nos relacionamos con Él como Padre. Él es quien nos enseñó a llamarlo Padre. Su reino es asombroso! En su reino, hay sanidad (Mateo 4:23). Los pobres en espíritu son bendecidos en su Reino (Mateo 5: 3). Los perseguidos son bendecidos en su Reino (Mateo 5:10). Su Reino pertenece a aquellos que obedecen sus mandamientos (Mateo 5:19). Su voluntad se hace en su Reino (Mateo 6:10). Todas nuestras necesidades se satisfacen en su Reino (Mateo 6:33). Los espíritus del maligno son expulsados cuando su Reino está presente. (Mateo 12:28). En Cristo, somos ciudadanos del reino, y todas las cosas son nuevas. No tenemos que luchar más. Somos parte de Su Reino y es Su placer darnos el Reino.