Ya deje las excusas!

Desde Adán, las excusas han existido. Las excusas son una reacción natural al ser atrapado en una mentira, un fracaso o no querer aceptar la responsabilidad de algo. Adán le dijo a Dios esta famosa declaración: “Entonces el hombre dijo:” La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí ” (Génesis 3:12). Adán se negó a responsabilizarse por las acciones de Eva. sin embargo, Dios le había dicho claramente que no comiera del árbol del conocimiento del bien y del mal. El problema con las excusas es que lo mantienen alejado de las acciones y la mentalidad que lo impulsarán a lograr grandes logros e influencia efectiva. La gente no respetará aquellos que siempre están utilizando excusas para no tener que hacerse cargo de sus responsabilidades. La mayoría simplemente culparán a otros para que la percepción parezca que no es su culpa. Piensa en esto: Adán utilizo una excusa para que no tuviera que aceptar su responsabilidad, y esto permitió que el pecado entrara en su vida. Así que ahora su legado es conocido como el hombre que ayudó a desatar el pecado en el ADN de la humanidad. Por el contrario, el Señor Jesús aceptó responsabilidad por la humanidad, y por lo tanto, Su legado es que nos amó de tal manera que murió por nosotros, y nos abrió camino para ser librados del pecado y de la muerte. Uno es injusto; el otro es justo. Uno rechazó su responsabilidad; El otro acepto responsabilidad. Uno hizo excusas; el otro se negó a poner excusas e hizo lo que tenía que hacer por la humanidad. El nombre de Adán es infame debido a que se negó a aceptar responsabilidad; El nombre de Jesús es grande y es el nombre sobre todos los nombres. Entonces, ¿cuál es tu excusa?

Eclesiastés 5:6 “No dejes que tu boca te haga pecar, ni delante del ángel digas que fue por ignorancia. ¿Por qué hacer que Dios se enoje a causa de tus palabras y destruya la obra de tus manos?

Su Nombre es grande!

El Señor Jesús nos enseñó el patrón perfecto para la oración diaria. Él nos enseñó a comenzar nuestra oración con adoración y honor. El nombre de Dios es santo. La palabra “santificado” significa: santificar, venerar, consagrar, santificado. Cuando venimos al Padre Celestial, debemos reconocer Su Santidad. Él realmente es digno de ser alabado. Su nombre revela muchas cosas acerca de su amor hacia su pueblo. En el Antiguo Testamento, puedes encontrar Su Nombre conectado con una revelación específica de Su naturaleza o carácter. Podemos ver conectado con Su Nombre cosas como provisión divina, protección, sanidad, restauración, santificador, entre otras cosas. El nombre de su Padre Celestial revela su amor absoluto por Sus hijos. ¡Siempre recuerda esto cuando vienes a Él cada mañana!

Mateo 6: 9 De esta manera, ora: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.