Antes de leer el devocional de hoy, oro para que tengas un maravilloso 4 de Julio. El 4 de Julio es el momento de reflexionar sobre nuestras libertades. Que regalo es ser libres para adorar a Dios, poder trabajar y cuidar de nuestras familias. Qué privilegio poder ir a la escuela y aprender un oficio, abrir un negocio, presentarse como candidato para una posición gubernamental, y hacer algo especial y efectivo en su comunidad. ¡Disfruta de este gran día junto a tu familia y amigos!
Muchas veces he escuchado este pensamiento de parte de los padres: “Quiero que mi hijo(a) tenga un mejor desempeño y alcance mayores alturas que yo”. Me siento igual. Los padres se sienten muy orgullosos cuando sus hijos logran grandes cosas. Te mostrarán fotos, videos y hablarán todo el día sobre los éxitos de sus hijos. Es como si ellos mismos hubieran logrado esas victorias. ¡Bueno, sepas esto, Dios, el Padre perfecto, quiere que hagas grandes cosas! En Mateo 7:11, Jesús dijo: “Pues si ustedes, siendo malos, saben dar buenas dádivas a sus hijos, ¿cuánto más su Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que Le piden? Tu Padre celestial te ha bendecido con toda bendición espiritual en lugares celestiales. Él ya te ha dado poder para vivir victoriosamente en esta vida. Has sido “nacido de nuevo”. Ahora tienes su ADN. Jesús dijo que haríamos cosas más grandes: “Te aseguro y te digo solemnemente que cualquiera que crea en mí como Salvador también hará lo que yo hago; y hará cosas aún mayores que estas en extensión y alcance , porque voy al Padre. ” (Juan 14:12 (AMP). Ten en cuenta que Él dijo que haríamos cosas más grandes que las que hizo “en extensión y alcance”. Como parte de su cuerpo, iremos a lugares a los que Jesus nunca fue en su ministerio terrenal. Sanaremos a más personas que El porque su cuerpo está en todo el mundo. Somos parte de su cuerpo. Él ya nos ha dado poder. Nuestro Padre celestial ya nos ha autorizado. Es hora de rechazar cualquier pensamiento obstaculizador, fallas pasadas, palabras negativas, miedos y dudas, y comenzar a ser quien Dios ya te autorizó a ser. ¡Hay muchos que esperan que te presentes como embajador de Dios y liberes la unción y el don de vida que está dentro de ti! Tu Padre celestial se agrada cuando reflejas el amor de Dios y haces las “cosas más grandes” que conduce a otros a Cristo.