Hay muchas personas que dicen que son cristianos, o seguidores de Cristo. Sin embargo, cuando hablamos con los “cristianos”, sus opiniones están por todas partes. algunos sienten que debemos vivir de una manera, y otros sienten que debemos vivir de otra manera. Esto solo creará confusión, y en lo que se refiere a la vida eterna, solo un libro tiene la verdad sólida fundamental, y es las sagradas escrituras. 1 Juan 2: 3-5 dice: “Sabemos que hemos llegado a conocer a Dios si obedecemos sus mandamientos. El que afirma: “Lo conozco”, pero no obedece sus mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está en él. En cambio, el amor de Dios se manifiesta plenamente en la vida del que obedece su palabra. De este modo sabemos que estamos unidos a él”. Por favor lee este versículo otra vez. No podemos simplemente decir que conocemos a Dios. ¡Nuestra experiencia bien podría estar equivocada! Tenemos que conocer y guardar sus mandamientos. Cualquier persona que dice que es un “cristiano” que no sigue los mandamientos de Dios es un mentiroso de acuerdo con las escrituras. Es un error pensar que solo porque tus padres sirven a Dios, estás cubierto y todo está bien entre tú y Dios. Todos necesitamos una relación personal con Dios en Cristo. Santiago 1: 21-22 dice: Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas. Pero sean hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a sí mismos. ¿Eres un hacedor o un oyente solamente?
No le dé oportunidad!
Efesios 4:27 nos da una poderosa instrucción: “No le des lugar al diablo.” Tenemos autoridad en Cristo para resistir al enemigo. Sin embargo, él es un engañador, y calumnioso también. Lee este versículo una vez más en la versión Amplificada: “Y no le des al diablo la oportunidad [de llevarte al pecado guardando rencor, alimentando la ira, abrigando resentimiento o cultivando amargura]. El enemigo, mediante el uso de acusaciones y el engaño, siempre intenta manipularte para que le brinde la oportunidad de llevarlo al pecado, ya sea para que guarde rencor, alimente la ira, albergue el resentimiento o cultive la amargura. Si él puede meterte en cualquiera de esos estados, puede manipularte y paralizar tu fe. Dios nos recuerda hoy que no debemos darle ningún lugar ni ninguna oportunidad en nuestras vidas. Vive una vida y actitud de amor y perdón, y si algo te enoja, no lo guardes. Resuelva sus problemas rápidamente y el no podrá manipularte ni controlarte. ¡Después de todo, mayor es el que está dentro de ti que el que está en el mundo!
