David tenía muchos enemigos y había experimentado muchas batallas. Vio una y otra vez cómo la mano de Dios estaba sobre él. Ya fuera derrotando a Goliat, o soportando la persecución persistente del rey Saúl, David siempre vio cómo Dios lo ayudo en cada batalla. Celebró la fidelidad de Dios y declaró en Salmos 23: 5 “Preparas una mesa delante de mí en presencia de mis enemigos”. Esto trae una imagen de alguien celebrando en una mesa de banquete al mismo tiempo que sus enemigos están presentes impotentes viéndolos celebrar. Él sabía que “mayor es el que está en él”, ¡y el mayor siempre estaba presente para ayudarlo en medio de todos sus problemas! Hoy, ese mismo Dios amoroso está presente para ayudarlo a superar cualquier obstáculo que el enemigo pueda poner en su camino. Ten confianza en este día. ¡Dios ya te ha dado la victoria!