Salmo 91: 15
“Él me invocará, y yo le responderé; estaré con él en la angustia; Yo lo libraré y lo honraré.”
Una de las promesas más poderosas y personales de las Escrituras es que Dios nunca nos dejará ni nos abandonará.”
Esta es una de las últimas cosas que Jesús nos prometió justo antes de ser llevado al Cielo. En el último versículo de Mateo 28, Él comparte esto: “…y he aquí, yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”.
Era tan importante que es lo último que dijo antes de ser recibido en los lugares Celestiales. Si supieras que estás a punto de dejar esta tierra, ¿qué le dirías a tu familia? ¿Sería: “Oh, desearía haber podido trabajar más horas extra?” ¿O transmitirías cosas vitales como “Te amo para siempre, nos amamos y nos cuidamos unos a otros? No olviden poner siempre a Dios primero en sus vidas”. Por supuesto, sería lo último. Bueno, la última palabra de Jesús para nosotros fue que Él siempre estaría con nosotros. Él sabía que esto era tan importante que nos lo enfatizó. Léelo de nuevo y piénsalo un momento: “…y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.”
El escritor del libro de Hebreos también nos recordó esta verdad muy poderosa:
Hebreos 13:5 “Sea vuestra conducta sin avaricia; contentaos con las cosas que tenéis. Porque Él mismo ha dicho: “Nunca te dejaré ni te desampararé”.
Incluso cuando estamos abrumados, cuando pecamos, cuando no damos en el blanco, cuando nuestra fe se tambalea, Él está allí con nosotros. Colosenses 1:27 dice: “A ellos Dios quiso dar a conocer cuáles son las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles, que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria.”
Note que el versículo declara que este era un misterio que Él ahora estaba dando a conocer: ¡Cristo en vosotros! Si estás en Cristo, Él está contigo ahora y para siempre. ¡Ninguna arma forjada contra ti prosperará! ¡Alégrate de que Él está contigo hoy!
Oración:
¡Padre celestial, gracias porque estás conmigo! Nunca me dejas ni me desamparas. ¡Esta es tu promesa y no eres hombre para que mientas! Siempre honras tu palabra y eso me trae gran consuelo y paz. Tú dijiste que en este mundo sufriríamos tribulación, pero que tuviéramos buen ánimo porque Tú has vencido al mundo (Juan 16:33). Porque has vencido, tengo confianza porque estás conmigo y haces que todas las cosas cooperen para bien para mí y mi familia. Gracias por Tu amor y Presencia. Declaro esto en el Nombre de Jesús, ¡Amén!
