Es paradójico ver cuánto desea el mundo la felicidad, la paz y la prosperidad y sin embargo, desea continuamente alejarse de los principios y las normas de las Escrituras. Cuanto más nos alejamos de los patrones, las leyes y una vida agradable a Dios, peor es la civilización. Dios nos creó para poder prosperar, producir, tener comunión con Él, asociarnos con Él a lo largo de nuestras vidas, prosperar, ayudar a otros, etc. Sin embargo, nosotros, como civilización, continuamos reduciendo nuestros estándares de codicia, avaricia, odio, maldad, asesinato, injusticia, orgullo y otras acciones y actitudes que harán que nuestra sociedad implosione. Muchos lucharán hasta agonizar para promover estas acciones y actitudes, y esto a pesar de la gran cantidad de evidencia en la historia mundial que demuestra que cuando las sociedades promueven y celebran estas mentalidades, acciones y actitudes, las naciones han implosionado desde adentro. Por el contrario, cuando adoptemos los principios bíblicos como amar a Dios, honor, el amor al prójimo, el respeto, la generosidad, el servicio mutuo, el intercambio de conocimientos, el desacuerdo con el respeto mutuo y demás, veremos una sociedad que prospera y promueve la buena voluntad entre sus ciudadanos. ¿cuando vamos a aprender?
Proverbios 11:10 “Cuando sale bien con los justos, la ciudad se regocija; Y cuando los impíos perecen, hay júbilo”