Hoy vivimos en una sociedad que lo quiere todo al instante. Es como si la paciencia hubiera sido eliminada de nuestra sociedad. Sin embargo, uno de los frutos del Espíritu es la paciencia. Piénsalo; cuanto más nos alejemos de Dios, menos pacientes seremos. El rey David aprendió a esperar en el Señor. Sabía que Dios escucharía su oración y respondería. Tal vez no al instante, y tal vez no lo que él quería escuchar, pero como confiaba en Dios, sabía que Dios haría lo mejor para él. En el Salmo 40: 1-3, podemos ver el poder de esperar en el Señor: Salmo 40: 1-3 “Pacientemente esperé en Jehová, Se inclinó hacia mí, y escuchó mi clamor. Me extrajo del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Afianzó mis pies sobre una roca, y consolidó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, un himno de alabanza a nuestro Dios.
Verán esto muchos, y temerán, Y confiarán en Jehová.” Note que Dios escuchó a David cuando esperó pacientemente en el Señor. Pero Dios no solo se inclinó hacia él y escuchó su oración, sino que también sacó a David de un pozo horrible y puso sus pies sobre una roca, ¡un lugar seguro! ¡Esto hizo que David cantara gozoso y agradecido al Señor! Podrías estar en un lugar similar donde estás en una especie de pozo o lugar difícil. ¡No pierdas la esperanza! Quédate en el lugar de esperar en Dios. Se acerca el momento en Su tiempo perfecto donde Él te sacará de ese lugar difícil y te establecerá sobre una roca. Espera en el Señor. Él te escucha. Esto tambien pasara. Selah!