El Rey David tuvo muchos problemas en su vida. Casi fue asesinado por el rey Saúl varias veces debido a los celos. Ni su padre ni sus hermanos lo respetaban, ni reconocían al rey dentro de él. Tenía que luchar contra un gigante que nadie más se atrevería a enfrentar. Sin embargo, en todo eso, el rey David confió en Dios en medio de sus pruebas y problemas, y Dios lo trajo a un lugar de descanso y paz. ¿Has traído tus problemas al Señor? Él es tu pastor, ¡y Él te traerá además “arroyos pacíficos”!
Salmos 23:2 “Me deja descansar en verdes prados; Él me lleva al lado de arroyos pacíficos”