Hoy podemos ver claramente lo que el pecado, el engaño y la decepción han creado en nuestra sociedad. Lo bueno se ha vuelto malo y lo malo se ha vuelto bueno. Hace varios años hablé con varias personas sobre los peligros de que las personas exigieran legalizar derechos que iban en contra de los principios Bíblicos. Es una pendiente resbaladiza. Una vez que legalizan un derecho, el siguiente grupo exige sus derechos. Esto ha sucedido una y otra vez, hasta que ya no reconocemos a nuestra nación. El Señor Jesús enseñó que si uno oye y hace lo que Su palabra enseña, es cómo construir su casa sobre la roca (Mateo 7: 24-28). Por el contrario, si uno no escucha ni hace lo que Su palabra enseña, es cómo construir su casa sobre la arena. Esta nación ha estado construyendo su futuro sobre arena. Cuanto más se aleja esta nación de la palabra y los principios de Dios, más seguro es que la casa eventualmente caerá bajo el peso de su propio pecado y orgullo. Ahora es más importante que nunca construir nuestra casa/vida/ministerio sobre las verdades y principios de las Escrituras. El Señor Jesús conoce quién construye sobre roca y quién construye sobre arena. Asegúrese de que usted y su familia estén construyendo sobre roca. Se avecinan tormentas, y sólo las casas construidas sobre roca permanecerán en pie después de que pase la tormenta. ¡Selah!
Mateo 7: 24-27 “Por tanto, todo el que me oye estas palabras y las pone en práctica es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, soplaron los vientos y azotaron aquella casa; con todo, la casa no se derrumbó porque estaba cimentada sobre la roca. Pero todo el que oye mis palabras y no las pone en práctica es como un hombre insensato que construyó su casa sobre la arena. Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, soplaron los vientos y azotaron aquella casa. Esta se derrumbó y grande fue su ruina”
