Solemos querer apresurar las cosas por falta de paciencia. La paciencia es uno de los frutos del espíritu. Nuestra carne quiere cosas sin trabajar o trabajar por ello. Sin embargo, ¡todas las grandes cosas toman tiempo para cultivar, formar, crear o lograr! Disminuya la velocidad y haga menos, pero asegúrese de que está logrando lo que es importante. ¡Haz una cosa genial, no 50 cosas al azar!
“El que tiene que ser rico, tiene un mal de ojo, y no considera que la pobreza venga sobre él” (Proverbios 28:22).