Ayer compartimos que las Escrituras enseñan que debemos estar agradecidos en todo momento. Hoy quería compartir un segundo principio importante que se encuentra en Hebreos 13:5. Y es que: la verdadera alabanza es un sacrificio digno y voluntario.
Miremos ese versículo nuevamente: Hebreos 13:5 (versión amplificada)
“Por tanto, a través de Él, ofrezcamos en todo tiempo a Dios un SACRIFICIO de alabanza, que es fruto de labios que con gratitud reconocen, confiesan y glorifican Su nombre”
Observe que el escritor lo llama sacrificio. En el pensamiento actual, muchos ven el sacrificio como algo que uno tiene que hacer. No quieren hacerlo, pero como hay que hacerlo, lo hacen sólo para quitarlo de en medio. El sacrificio bíblico es algo costoso, pero es una acción voluntaria que uno hace a Dios en una postura de gratitud y humildad, reconociendo la bondad y misericordia de Dios.
El rey David dijo que nunca ofrecería nada a Dios que no le costara nada. Sus sacrificios tenían valor, y reconocían la bondad y majestad de Dios.
Según Hebreos 13:5, ¡nuestro sacrificio de alabanza es el fruto de nuestros labios que con gratitud reconocen, confesan y glorifican Su Nombre! Entonces, este tipo de sacrificio es en realidad parte de nuestra alabanza a Dios. Nuestro agradecimiento a Dios es una especie de sacrificio de alabanza. Esto implica la alabanza que sale de nuestros labios, así como un estilo de vida y disciplina diaria revela Su bondad a todos los que nos rodean. Así que una vez más pregunto: ¿tu gratitud y agradecimiento son genuinos? ¡Algo a considerar realmente en este mes que se centra en el Día de Acción de Gracias!
