En el Antiguo Testamento (Éxodo 16), vemos cómo Dios proveía a Israel todos los días. Les enviaba diariamente maná, que era un alimento especial que los alimentaba cada día. Sin embargo, tenían que escoger el maná diariamente y comerlo el mismo día. No pudieron almacenarlo porque se echaría a perder al día siguiente. De la misma manera, debemos pedirle a Dios nuestro “pan de cada día” todos los días. Hay nuevas disposiciones cada día, nueva sabiduría, nuevo discernimiento, nuevas ideas, nueva salud, nueva protección, nuevas misericordias, nuevas oportunidades y mucho más que Dios quiere revelarte. Sin embargo, debemos orar y comulgar con Dios todos los días para que podamos recibir esta recompensa fresca. Es por esto que muchos en el Cuerpo de Cristo no tienen una relación intima con Dios. ¡Ellos no oran! Regresa al lugar de poder y relación. ¡Vuelve a la oración diaria!
Mateo 6:11 Danos hoy nuestro pan de cada día.