Se nos ha recordado el poder de lo que el Señor Jesús hizo por nosotros en la cruz. Su perdón supera cualquier cosa que uno pueda expresar o incluso pensar. Me recuerda una historia que una vez escuché. Fue de una persona que era culpable de un crimen. Cuando fue a la corte, el juez escuchó su caso tanto de los abogados de la fiscalía como de los defensores. Desafortunadamente para este hombre, la evidencia era clara y convincente. Él era claramente culpable. El juez hizo la decisión ….. culpable! Inmediatamente después de eso, el juez se quitó la bata y se paró junto a la persona culpable. El juez les dijo a todos en la sala del tribunal que él tomaría el lugar de esta persona e iría a la cárcel en su lugar. Resultó que el juez era su padre. ¡Wow! A pesar de que el padre tuvo que hacer justicia por el crimen, tomó el lugar de su hijo porque lo amaba mucho y sabía que su hijo había cometido un grave error. En 2 Corintios 5:21, dice: “Al que no conoció pecado, lo hizo pecado por nosotros, para que nosotros fuéramos hechos justicia de Dios en él.”. El Señor Jesús nos amó tanto que tomó nuestro lugar y pagó la pena del pecado por nosotros, para que pudiéramos ser liberados del poder de las tinieblas. Su sacrificio nos dio el honor y el privilegio de ser declarados justos y perdonados. ¿Estás agradecido por tan grande salvación y liberación? ¿O estás en un lugar de quejas y disputas sobre lo injusta que es la vida? Si todavía estás en una prisión virtual de desesperanza y desesperación, no temas, todo lo que tienes que hacer es recibir Su sacrificio. Ya pagó el precio. ¿Por qué seguir en esta cárcel espiritual?
2 Corintios 5:21 “Al que no conoció pecado, lo hizo pecado por nosotros, para que nosotros fuéramos hechos justicia de Dios en él.”