La muerte y la vida están en poder de la lengua. Como seguidores de Cristo, debemos rechazar toda amargura, ira e ira descontrolada. En cambio, debemos ser amables y tiernos el uno con el otro. El espíritu de esta era ha engañado a muchos en este día al pensar que estamos en una batalla entre nosotros. Sin embargo, nuestra batalla no es contra carne y sangre, sino contra poderes y principados. Debemos rechazar cualquier pensamiento o mentalidad que cause ofensa entre nosotros. En cambio, debemos perdonarnos unos a otros, porque este es el orden de Dios. Dios en Cristo nos perdonó, y nos instruye que así como nos perdonó, debemos perdonarnos los unos a los otros.
Efesios 4:31 y 32 “Se apartará de ti toda la amargura, la ira, la ira, el clamor y la maldad, con toda malicia. Sean amables unos con otros, tiernos de corazón, perdonándose los unos a los otros, así como Dios en Cristo los perdonó”