El Señor Jesús nos enseñó a orar “Venga, tu Reino, hágase tu voluntad …” Cuando Adán tuvo la oportunidad de hacer la voluntad de Dios o su propia voluntad, decidió hacer su propia voluntad, y al hacerlo, renunció su autoridad, y se la dio a satanás. Sin embargo, en el Jardín de Getsemaní, vemos al Señor Jesús sometiéndose a la voluntad de su Padre. Él fue un poco más lejos y se postró sobre su rostro, y oró, diciendo: “Padre mío, si es posible, haz que pase de mi esta copa; sin embargo, no como yo quiero, sino como Tú quieres” (Mateo 26:39). Debido a esto, Dios el Padre ha exaltado el Nombre de Jesús sobre todo nombre. (Filipenses 2: 5-11). El primer Adán hizo su propia voluntad, y terminó afectando y impactando negativamente a toda la humanidad. Sin embargo, el último Adán (Jesús), restauró nuestra relación con Dios porque dijo al Padre: “hágase tu voluntad”. Oremos para que se haga la voluntad de Dios en nuestras vidas, pero también sometámonos a su voluntad y hagamos su voluntad. De esta manera, bendeciremos e impactaremos grandemente a aquellos que están bajo nuestro cuidado, ¡y complaceremos el corazón de nuestro Padre Celestial!
Mateo 6: 10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.