Durante el ministerio terrenal del Señor Jesús, Él hizo referencia a Su relación con Su Padre en muchas ocasiones. Él sabía que el Padre siempre estaba con Él. En Juan 16:32, Él dijo: “Ciertamente viene la hora, sí, ya ha llegado, en que seréis esparcidos cada uno por su lado, y me dejaréis solo. Y, sin embargo, no estoy solo, porque el Padre está conmigo”. La presencia de Dios no es una opción para nosotros. Su Presencia es nuestra vida. ¡Vivimos, respiramos y tenemos nuestro ser en Él! El rey David dijo que no temería mal alguno, porque Dios estaba con él (Salmo 23:4). Es vital que construyamos y cultivemos diariamente esa relación con Dios y Su Presencia. Este mundo y cultura pueden distraernos fácilmente de nuestra relación con Dios. Además, no olvidemos que el enemigo de nuestras almas siempre está tratando de destruir nuestra relación con Dios. Así que determina cada mañana que pondrás a Dios primero en tu día, y continuarás construyendo y cultivando tu relación con Dios en oración, en tus alabanzas, en meditar diariamente en la palabra y las promesas de Dios, en declarar la palabra de Dios sobre tu vida y circunstancias. Cuando permaneces en Su Presencia, el enemigo no puede vencerte. ¡Recordad siempre, mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo!
Santiago 4:7, 8 “Así que sométanse a Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes. Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes”