¿Actúa sin pensar o actúa con buen juicio?

El apóstol Pablo nos aconseja no ser imprudentes, sino entender cuál es la voluntad del Señor. Por lo tanto, tenemos una opción. Podemos ser sabios o imprudentes. Dios nos ha concedido este privilegio y responsabilidad. Merriam Webster define a los sabios como: marcados por una comprensión profunda, un agudo discernimiento y una capacidad de buen juicio. El proverbista escribió que el hombre sabio teme el mal y se aparta (Proverbios 14:16). ¿Tus acciones manifiestan una persona que observa un agudo discernimiento y capacidad de buen juicio? ¿Temes y te apartas del mal? Muchos hoy en día no tienen temor de lanzarse al atolladero de las malas acciones. Ni siquiera consideran lo que Dios pensaría de sus acciones. Permiten que la ofensa, el chisme, el orgullo, el odio y otros pecados nublen su caminar con Dios. Los sabios se niegan a permitir cualquier acción sin antes meditar sobre las repercusiones o beneficios de sus acciones. ¿Está operando con buen juicio o sus acciones manifiestan una ausencia del mismo? ¿Se agraderia Dios con tus acciones? ¡No seas insensato!

Efesios 5:17 “Por tanto, no seáis insensatos, sino entended cuál sea la voluntad del Señor”