Hay un verso donde Dios habla directamente a su pueblo. Él les da instrucciones que, si le obedecen, El escuchará, El perdonará y sanara su tierra. Aquí está el verso del cual estoy hablando. Asegúrate de leerlo varias veces: 2 Crónicas 7:14: “si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.”. ¿Lo leíste varias veces? Primero dice:” Si mi pueblo … “¡Nos está hablando a nosotros! Esto es para la iglesia ¡Lo primero que nos ordena que hagamos es “HUMILLARNOS” ¡La arrogancia y el orgullo no deben existir entre nosotros! Lo segundo es: ORAR. ¿Estamos orando por nuestras familias, nuestra iglesia, nuestra comunidad, nuestra nación o somos solo nos quejamos de todo lo que nos rodea? Oren más y quéjense menos. La tercera cosa es: BUSQUE SU ROSTRO. Eso significa que tiene que ser una prioridad para nosotros. En lugar de buscar solo cosas materiales, primero debemos buscar Su rostro. La instrucción final es: ARREPENTIRSE DE SUS MALOS CAMINOS. Esto denota arrepentimiento y un alejamiento genuino de nuestros hábitos pecaminosos (acciones, palabras, pensamientos, intenciones). Si realmente obedeciéramos a Dios en estas cuatro instrucciones, nosotros experimentaríamos una manifestación sobrenatural de sanidad, restauración, alegría y respuestas a nuestras oraciones. Comience hoy este proceso en su vida. ¡Dios ve nuestras acciones individuales y responderá a quien obedece estas instrucciones!
Esto es peligroso!
Para los que están en Cristo, todo es nuevo. El viejo hombre está muerto y el nuevo hombre está vivo en Cristo. Cuando el “viejo hombre” fue enterrado, se suponía que su vieja naturaleza, hábitos, tendencias y actitudes debían ser enterrados con él. Llamamos a nuestra vida antes de Cristo, “el viejo hombre”, que es nuestra vieja naturaleza. Ahora somos uno con Cristo: 1 Corintios 6:17 “Pero el que se une al Señor es un espíritu con él”. Esta es una verdad muy reveladora. Lo digo porque Proverbios 21: 4 define varios aspectos de la vieja naturaleza que continúan viviendo en las vidas de muchos Cristianos. Proverbios 21: 4 “La arrogancia, la superioridad y el orgullo son los frutos de la iniquidad y la verdadera definición del pecado”. Si nacemos de nuevo, estos aspectos de la vieja naturaleza ya no deben ser parte de nosotros. El orgullo destruyó al arcángel lucifer. El orgullo y la arrogancia destruirán nuestro caminar con Dios. Proverbios 16:18 dice: “Tu jactancia se convierte en una profecía de un fracaso futuro. Mientras más alto te llenas de orgullo, más te caerás en la desgracia”. ¿Leíste eso? ¡El orgullo es como una profecía que garantiza el fracaso futuro! Si estás en Cristo, rechaza el orgullo, la arrogancia y la superioridad. Ya no es parte de tu naturaleza. En su lugar, permita que los frutos del Espíritu se vean en su vida (amor, gozo, paz, paciencia, bondad, fe, mansedumbre y dominio propio) Gálatas 5: 22,23. De esta manera, todos a tu alrededor verán tu nueva naturaleza y verán “¡Cristo en ti!”