Uno de los problemas continuos que veo al abordar desacuerdos o argumentos en las relaciones es el error de escuchar solo un lado de la historia. Me sorprende cómo las personas pueden parecer inocentes y que la otra parte es culpable. Si solo escucha un lado de la historia, incluso podría estar convencido de que le están diciendo la verdad, e incluso podría enojarse o decepcionarse con la otra persona. Sin embargo, si escuchas el otro lado de la historia, te darás cuenta de que la primera persona en declarar su caso podría haber exagerado o incluso mentido para parecer inocente y justo. Proverbios 18:17 (TLB) dice: “Cualquier historia suena cierta hasta que alguien le cuenta al otro lado y pone las cosas en claro”. El CEV lo dice de esta manera: “Puede pensar que has ganado tu caso en la corte, hasta que tu oponente hable.” Entonces, la próxima vez que tenga que lidiar con un problema que involucre a dos personas, rechace aceptar solo un lado de la historia antes de tomar una decisión. No te dejes atrapar por las percepciones u opiniones parciales de alguien. Espere hasta que escuche ambos lados de la historia y podrá tomar una decisión más realista porque tendrá todos los hechos, datos y verdad a la mano. Selah!
La verdad es un escudo en contra de la maldad!
Una de las cosas más importantes que buscamos en las relaciones de calidad es la veracidad y la integridad. Sin eso, no puede haber confianza. Los tribunales están llenos de juicios que alegan que personas mintieron o traicionaron a otros. Desafortunadamente, esto es parte de la condición humana. Todos fallamos por muchas razones. Sin embargo, Dios no es hombre para que mienta. Cuando promete algo, honra sus palabras. Su integridad y naturaleza son un escudo para todos aquellos que se refugian en él. Piénselo: la mayoría de los problemas nacionales provienen de promesas rotas, traición, chismes, calumnias y mentiras descaradas. Pero cuando consideramos las promesas de Dios, son puras y consistentes. Amigos, miembros de familia, compañeros de trabajo pueden cambiar en sus actitudes y acciones, ¡En cambio, Dios nunca cambia! Él permanece fiel y verdadero, y siempre podemos confiar en él. ¡Él es nuestro escudo en tiempos de apuro!
Proverbios 30:5 (ESV) “Toda palabra de Dios es cierta; es un escudo para los que se refugian en él”.