David conocía el secreto para no desesperarse en medio de las crisis y la incertidumbre!

Las noticias de hoy muy fácilmente pueden provocar fuertes preocupaciones y temores. Grandes preocupaciones sobre nuestra economía y las amenazas de una guerra potencial. También, hay muchos que están en una fuerte batalla espiritual que los ha afectado personalmente o ha afectado a su familia. Hay dos versículos en los Salmos que revelan cuán difíciles pueden ser las circunstancias sin la gracia y el poder de Dios en nuestras vidas. Salmos 27:13 y 14 “Hubiera yo desfallecido si no creyese que veré la bondad de Jehová En la tierra de los vivientes. Esperar y esperar confiadamente al Señor; Sé fuerte y deja que tu corazón tome valor; Sí, espera y espera confiadamente al Señor.” Los discípulos de antaño conocían dos verdades poderosas que los mantuvieron a través de las crisis y los momentos difíciles. Ellos son: a) Eran más que vencedores por medio de Cristo y, b) nada podía separarlos del amor de Dios que está en Cristo Jesús nuestro Señor. Puede que estés atravesando la batalla de tu vida en este momento. Puede estar experimentando pruebas, tribulaciones, estrés, deudas financieras, enfermedad, traición y otros desafíos similares, ¡pero el Señor le recuerda hoy que USTED es más que un vencedor! El Espíritu Santo reside dentro de ti, y aunque estés atravesando una lucha desafiante de tu fe, saldrás en la cima porque si Dios es para ti, ¡quién puede estar en tu contra! Nada te separará de su amor. Su amor es feroz. Su amor es fiel. Su amor vence toda oscuridad y destrucción. ¡Su amor venció a la muerte, el infierno y la tumba! ¡En medio de tu lucha, Clama al Señor con voz de triunfo y jubilo! Este es el día que hizo el Señor. ¡Me regocijare y me alegraré en El! ¡Tu victoria está asegurada en Cristo!

Romanos 8: 37-39 “Sin embargo, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó. Porque estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni los poderes, ni las cosas presentes, ni las cosas por venir, ni la altura. ni la profundidad, ni ninguna otra cosa creada, podrá separarnos del amor de Dios que está en Cristo Jesús nuestro Señor”