¿Sabes quién eres?

¡El Señor Jesús sabía quién era! Sabía para qué estaba aquí. Esta es una verdad poderosa! Piénsalo. Nadie te conoce como tú mismo te conoces. Pasas la mayor parte del tiempo contigo mismo. Si pudieras eliminar todo el ruido exterior de tu mente y pensamientos, podrías ser muy claro en cuanto a quién eres, tus fortalezas, tus pasiones, lo que te hace feliz y lo que te hace feliz.

Al final del día, lo que piensas de ti mismo es más importante que lo que los demás piensan de ti. Todos tendrán una opinión sobre usted, pero su percepción sobre usted mismo puede afectar su futuro y destino. Jesus no permitió que las opiniónes de otros afecte su asignación. Se mantuvo fiel a su llamado porque tenía claro quién era y qué estaba aquí para lograr. Por eso, ¡Él cambió el mundo! ¿Cuándo dejarás de preguntar a los demás qué piensan de ti y, en cambio, pedirle a Dios que aclare quién eres y cual es Su voluntad para ti? ¡El mundo está esperando que manifieste quien realmente eres!

Juan 18:37 “Pilato le dijo: “¿Eres rey entonces?” Jesús respondió: “Dices con razón que soy un rey. Por esta causa nací, y por esta razón he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todos los que son de la verdad oyen Mi voz “

“Voy a tener que limpiar tu boca con jabón!”

Nuestras palabras son más poderosas de lo que la mayoría de las personas se dan cuenta. Las palabras contienen imágenes, sentimientos, intenciones y la capacidad de afectar los puntos de vista y las emociones de otras personas. Las palabras pueden ayudar a comunicar nuestras necesidades y sentimientos. Las palabras pueden enmarcar nuestro futuro y nuestro destino. Las palabras también pueden dañar, herir y destruir. Mateo 12:37 dice: “Porque con tus palabras serás justificado, y con tus palabras serás condenado”. Dios nos hace responsables de nuestras palabras, porque nuestras palabras revelan el contenido y las decisiones de nuestro corazón. Nuestras palabras revelan nuestra intenciones y agendas reales. En Números 14:28, Dios declaró a Moisés y Aarón que los israelitas serían juzgados de acuerdo con sus propias palabras. Proverbios 13:3 dice: ‘El que refrena su lengua protege su vida, pero el ligero de labios provoca su ruina.” Tómate un tiempo para escuchar tus palabras. ¿Le das gloria a Dios con tus palabras? ¿Estás animando y alentando a otros? ¿O estás usando tus palabras para derribar y destruir a los demás?

Proverbios 12:18 “El que habla sin pensar hiere como un cuchillo, pero el que habla sabiamente sabe sanar la herida.”

Proverbios 18:21 “En la lengua hay poder de vida y muerte; quienes la aman comerán su fruto.”