¡Hubo muchas veces en la vida del rey David donde se sintió abrumado! Hubo momentos en que se sintió inquieto y se quejó ruidosamente ante Dios. Se sentía oprimido por sus enemigos. Su corazón estaba severamente dolido dentro de él. Sentía los terrores de la muerte y el horror lo abrumaba (Salmo 55: 1-5). Sin embargo, cada vez que se sentía así, clamaba a Dios en oración y súplica. Iba a la Roca que es más alta que él. Reconoció que Dios era su refugio y su torre fuerte que lo protegía del enemigo. Aprendió a permanecer en él. Confió en el refugio que era la presencia de Dios. Hoy, recuerda que Dios es tu roca, tu refugio y tu torre fuerte. En Él, estás a salvo. David lo sabía y, en esa relación, recibía toda la fuerza y confianza que necesitaba para superar cualquier obstáculo, ataque y desafío. ¡Construye tu casa sobre la roca! Es sobre esta base firme donde prosperarás y superarás cualquier desafío que se te presente. Selah!
Salmo 61: 1-4 “Oye, Dios, mi clamor; atiende a mi oración. Desde el extremo de la tierra clamaré a ti cuando mi corazón desmaye. Llévame a la roca que es más alta que yo, porque tú has sido mi refugio y torre fuerte delante del enemigo. Yo habitaré en tu Tabernáculo para siempre; estaré seguro bajo la cubierta de tus alas, Selah”