David pasó por muchos días oscuros. Hubo momentos en que pensó que iba a morir. Fue durante esos tiempos oscuros que clamaría al Señor, y el Señor lo libraría de todos sus problemas. Aprendió a no temer al mal cuando asomaba su fea cabeza, porque sabía que Dios estaba con él en las buenas y en las malas. Jesús nos prometió que siempre estaría con nosotros. Nunca permitas que el enemigo de tu alma te engañe haciéndote creer que Dios te ha abandonado. ¡Él nunca nos deja ni nos desampara, incluso cuando pasamos por el valle de sombra de muerte! ¡Así que camina por ese valle hacia el otro lado, porque Él está contigo!
Salmos 23:4 “Sí, aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno; porque tú estás conmigo”