2 Corintios 9:7 dice: cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al dador alegre. Cada uno de nosotros somos responsable de dar y compartir lo que Dios ha puesto en nuestras manos. Todos tenemos habilidades, recursos y talentos. El apóstol Pablo aconsejó a los creyentes que nuestro servicio a Dios debe hacerse con alegría, no por ninguna necesidad, presión o renuencia. Debemos hacer todas las cosas con todo nuestro corazón. Mira cómo lo expresó Pablo: “Pon tu corazón y alma en cada actividad que hagas, como si lo estuvieras haciendo por el mismo Señor y no solo por los demás” (Colosenses 3:23). Necesitamos captar y entender esta revelación. Dios ve lo que hacemos, y ama a los que dan con todo sus corazónes. Él ama al dador alegre. Ya sea que se trate de un servicio en la iglesia local, en su familia, en la industria, en el gobierno, en la educación, e incluso cuando damos ofrendas, hagámoslo como para el Señor Eso agradará al corazón de Dios. ¡Y sepas que Dios asegurará de que coseches abundantemente y que abundéis para toda buena obra! (2 Corintios 9: 6-11)
2 Corintios 9: 7 “Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al dador alegre.