El Señor Jesús nos enseñó que cuando oramos, debemos comenzar diciendo: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado en tu nombre”.
Nuestro Padre es nuestra fuente. Es cariñoso y amable. Cuando nos equivocamos, Él nos reprende para que podamos volver al camino correcto. Él nos ha dado una herencia eterna. Él invirtió en nuestras vidas y nuestro futuro, y ha hecho provisiones tanto para hoy como para la eternidad. Parte de Su amor por nosotros es que también nos ha dado padres terrenales, tanto naturales como espirituales, que también pueden guiarnos hacia un futuro mejor. Padres que pueden permitir que Dios nos ame a través de ellos. Son imperfectos, pero con la ayuda de Dios, pueden ser un reflejo del corazón de Dios Padre. Es un hecho estadístico que, en la mayoría, los niños son mas estables y crecen mas bien ajustados a la vids con su padre presente en casa. Los hijos e hijas aprenden muchas cosas de un padre que ha elegido honrar y asumir su responsabilidad. Mientras este hombre vive y practica su fe en medio de su familia, los niños aprenden responsabilidad. Aprenden lo que es el verdadero compromiso. Aprenden consistencia. Aprenden la importancia de cuidar a un futuro cónyuge e hijos como lo ven modelado en el hogar. Los hijos aprenden a honrar y amar a sus futuras esposas. Aprenden a dejar una herencia natural y espiritual a sus futuras familias.
A todos los padres, tanto naturales como espirituales, los celebro en este fin de semana tan especial. Amigo, recuerde siempre que su Padre Celestial lo ama con un amor eterno. ¡En todo lo que hagas, siempre ponlo a Él en primer lugar en tu vida, y permite que Su amor fluya hacia ti y a través de ti!
¡Feliz Día del Padre!
Romanos 1:17 ((b) “… Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo”