La percepción es algo muy poderosa. Utilizado correctamente, puede ayudarlo en cada área de su vida. Se nos ha dado el don de la percepción, que es la capacidad de observar situaciones o personas de tal manera que podamos discernir problemas u oportunidades potenciales. Algunos incluso pueden percibir si las personas son honestas o deshonestas. La percepción es una conciencia de los elementos del entorno a través de los sentidos físicos, o una interpretación calculada de las acciones, palabras o incluso su lenguaje corporal. Sin embargo, la percepción puede convertirse en un problema grave si no se aprovecha adecuadamente y se contrarresta con la realidad, los hechos y el consejo de los demás. En Mateo 13, 54-58, había algunas personas en Nazaret que no podían entender quién era Jesús. Tenían una percepción e impresión errónea de Jesús. Incluso se preguntaban de dónde sacó Su autoridad, siendo que él era solo el hijo de un carpintero. Se ofendieron de él y se negaron a creer en El. Alguien dijo una vez: “La percepción es más real para algunos que la realidad misma”. Lea esa cita de nuevo. Muchos viven sus vidas haciendo suposiciones erróneas sobre las cosas e incluso desarrollan percepciones incorrectas sobre las personas y las situaciones. El problema es que si comienzas con una percepción errónea de alguien o alguna situación, todo lo que pienses a partir de ese momento será incorrecto. Esto ha provocado divorcios, personas que pierden sus empleos, hermanos ofendidos entre sí por una percepción errónea. Proverbios 14:12 dice: “Hay un camino que parece correcto para el hombre, pero su fin es el camino de muerte”. Ora todos los días por un claro discernimiento y percepción. Las primeras impresiones pueden ser impresiones duraderas, pero muchas veces las primeras impresiones son impresiones erróneas porque no tenemos todos los datos. Por lo tanto, antes de tomar una decisión sobre cualquier cosa, asegúrese de tener la perspectiva, la impresión y la percepción correctas. Recuerde siempre: la percepción correcta es poderosa y altamente beneficiosa. La percepción errónea puede ser desastrosa.
¡Dios envió esto para que cumpliera su voluntad!
Las palabras tienen poder para impactar el presente y el futuro. Tenemos que tener cuidado con lo que decimos, tanto a nosotros mismos como a los demás. Las palabras pueden cambiar un entorno en un instante. Las palabras pueden cambiar la tristeza y la desesperación a alegría y celebración. Ahora vamos al siguiente nivel. El Señor Jesús dijo: “El Espíritu da vida; la carne no vale para nada. Las palabras que les he hablado son espíritu y son vida. (Juan 6:63)”. La palabra de Dios contiene vida. Cuando hablamos o declaramos la palabra de Dios sobre nuestras circunstancias o situaciones, estamos desatando la vida de Dios en nuestro entorno. Isaías 55:11 dice: “Así será mi palabra que salga de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que cumplirá lo que me plazca, y prosperará en lo que lo envié”. Cuando se declara la palabra de Dios, nunca vuelve vacía. Hay poder eterno en la palabra. Así que la próxima vez que ores, asegúrate de orar la palabra de Dios. Tus opiniones pueden fallar, pero la palabra de Dios cumplirá lo que Dios la envió a hacer. No solo ores emocionalmente, ores escrituralmente. No solo viva emocionalmente, viva escrituralmente. La palabra de Dios traerá vida, salud, alegría, propósito, claridad, honor, salvación, confianza, fortaleza y muchos otros regalos preciosos en tu vida y en las vidas de sus seres queridos. Recuerde: las palabras tienen poder. ¿Cuáles son las palabras que estás permitiendo que salgan de tu boca?