¿Te has dado cuenta de que cuando llegan las tormentas, llueve sobre los justos y los injustos? Las tormentas nos golpearon a todos. Jesús dijo en Mateo 7: 24-27, que la tormenta descendió sobre aquellos que construyeron sus casas sobre la roca y sobre la arena. Todos experimentan tormentas. Entonces, la mentalidad correcta es estar siempre preparado para las tormentas, no esperar que nunca encontremos tormentas. Cómo respondemos a las tormentas determina si la tormenta nos destruirá o no. Jesús enseñó que aquellos que construyen sobre la roca son los que no sufrirán la destrucción. Construir sobre la roca consiste en estar enraizado en la base sólida de los principios de Dios. Al permanecer en Sus principios, crea una barrera de protección a nuestro alrededor. Cuando el enemigo entra como un diluvio, nuestra fe seguirá siendo inamovible. Contrasta eso con los que construyen basados en principios defectuosos. Cuando llegan las tormentas, destruirá lo que edificaron. En esta parábola, no fue el hogar o la tormenta lo que permitió la destrucción. Fue la decisión de construir sobre roca o arena. Entonces, si ha sufrido una pérdida en el pasado, determine dónde construyó su hogar anterior (creencias erradas, acciones incorrectos, errores), pida perdón a Dios y comience de nuevo. Esta vez, sin embargo, construye tu futuro sobre la roca (Su palabra, Sus principios, Su amor, Su gracia, Su perdón). La próxima vez que llegue la tormenta, serás capaz de soportar y superar cualquier cosa que el enemigo lance en tu camino.
Mateo 7: 24-27 “A cualquiera que me oye estas palabras, y las pone en práctica, lo compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Cayó la lluvia, vinieron los ríos, y soplaron los vientos, y azotaron aquella casa, pero ésta no se vino abajo, porque estaba fundada sobre la roca. Por otro lado, a cualquiera que me oye estas palabras y no las pone en práctica, lo compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena. Cayó la lluvia, vinieron los ríos, y soplaron los vientos, y azotaron aquella casa, y ésta se vino abajo, y su ruina fue estrepitosa. “