El Señor Jesús dijo que necesitamos nacer de nuevo. En Juan 3: 3, dice: “Jesús respondió y le dijo:” Sin duda, te digo que, a menos que uno nazca de nuevo, no puede ver el reino de Dios “. El apóstol Pedro enseñó que nacimos de nuevo por la palabra incorruptible de Dios: 1 Pedro 1:23 “Habiendo nacido de nuevo, no de simiente corruptible sino incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre”. Entonces, según las Escrituras, ahora tenemos una nueva naturaleza . Ya no vivimos de acuerdo con los dictados de la carne. Nuestra nueva naturaleza y ADN proviene del Espíritu Santo de Dios. Galatas 5:25 dice: “Si vivimos por el Espíritu, vivamos también según el Espíritu”. Pablo nos enseño la diferencia entre las obras de la carne y el fruto del Espíritu. Galatas 5: 19-26 (NTV) dice: “Cuando ustedes siguen los deseos de la naturaleza pecaminosa, los resultados son más que claros: inmoralidad sexual, impureza, pasiones sensuales, idolatría, hechicería, hostilidad, peleas, celos, arrebatos de furia, ambición egoísta, discordias, divisiones, envidia, borracheras, fiestas desenfrenadas y otros pecados parecidos. Permítanme repetirles lo que les dije antes: cualquiera que lleve esa clase de vida no heredará el reino de Dios. En cambio, la clase de fruto que el Espíritu Santo produce en nuestra vida es: amor, alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, humildad y control propio. ¡No existen leyes contra esas cosas! Los que pertenecen a Cristo Jesús han clavado en la cruz las pasiones y los deseos de la naturaleza pecaminosa y los han crucificado allí. Ya que vivimos por el Espíritu, sigamos la guía del Espíritu en cada aspecto de nuestra vida. No nos hagamos vanidosos ni nos provoquemos unos a otros ni tengamos envidia unos de otros.” Es muy claro y simple. Los versículos anteriores describen claramente si estás siguiendo o no la dirección del Espíritu, o si aún permites que la vieja naturaleza te controle. ¡Cuanto más tiempo pases con la Palabra de Dios y Su Espíritu Santo, más brillarán a través de ti los frutos del Espíritu! Tenemos un dicho que dice asi: “Dime con quién tu andas, y ¡te diré quién eres!