Este Domingo pasado, cuando me uní con los hermanos de mi iglesia para alabar y adorar al Señor, me llené de alegría y gozo. Me recordé cómo nos ama; cómo nos ha provisto salvación, provisión, protección, sabiduría, fortaleza, estrategias, una herencia preciosa, y nos ha hecho parte de su familia. Estoy agradecido por su amor y por cómo me abrió el camino de salvación en la cruz. Nos libró del poder de las tinieblas y nos tradujo a Su Reino. Le daré gracias y cantaré alabanzas todos los días porque es bueno y merece toda alabanza. ¿Te unirás a mí hoy para agradecerle?
Salmo 92: 1 “Es bueno dar gracias al Señor y cantar alabanzas a Tu Nombre, oh Altísimo”