Dios creó a los humanos de tal manera que no podemos hacer todo ni estar en todas partes al mismo tiempo. Sin embargo, si aprendemos el secreto de que lo que nos falta se puede encontrar en alguien que nos rodea, aprenderemos a apreciar a quienes nos rodean.
Hubo momentos en el pasado que tuve tantos problemas para intentar hacer algo o pensar en una idea que podría ayudarme en algún problema, luego alguien venía y decía: “oh, eso es fácil”, y facilmente trataban con el asunto. o compartían una idea conmigo que muy fácilmente resolvía el problema.
Yo siempre les agradecía su ayuda pero internamente me sentía muy frustrado conmigo mismo porque la idea no vino de mi. Pero ahora aprecio a quienes me rodean que pueden hacer lo que yo no puedo hacer.
Si no agradezco a quienes me rodean, perderé los dones escondidos que residen en ellos. Dios los conectó conmigo y yo con ellos para que podamos ser una mutua bendición el uno para el otro.
1 Corintios 12: 5-7 (NTV) “Hay distintas formas de servir, pero todos servimos al mismo Señor. Dios trabaja de maneras diferentes, pero es el mismo Dios quien hace la obra en todos nosotros. A cada uno de nosotros se nos da un don espiritual para que nos ayudemos mutuamente”