Las escrituras revelan una poderosa verdad. Esta verdad declara que la persona que confía en el Señor es como un árbol que está bien provisto de todo lo que necesita. Los árboles son increíblemente ingeniosos. Su trabajo es irreconocible para la vista. Pero mientras uno piensa que los árboles no están haciendo nada, están haciendo un trabajo poderoso debajo de la superficie. Sus raíces se están moviendo, estirándose, creciendo cavando más profundo, más lejos y más grande. Busca continuamente agua y otros minerales, y nada puede interponerse en su camino. Incluso romperá concreto para obtener lo que necesita. Es tenaz, paciente, consistente. El que confía en el Señor tiene esas cualidades. ¡Decide hoy ser como ese árbol!
Salmos 1:3 Esa persona es como un árbol plantado junto a arroyos de agua, que produce su fruto en la temporada