En Mateo 25: 14-28, El Señor enseñó sobre la parábola de los talentos. Allí destacó la importancia de usar y multiplicar lo que Dios ha puesto en sus manos. Él estaba complacido con los dos hombres que comerciaron con sus talentos, y multiplicó lo que el Señor les había dado. Pero estaba disgustado con el que se negó a usar el talento que Dios le había dado. Lo llamó perverso y perezoso. Lo que muchos no se dan cuenta es que Dios no te dio talentos para que se lo devolvieras. Él te dio estos talentos para bendecir al mundo con ellos. Cuando bendiga a los demás, Dios lo bendecirá con más, para que pueda continuar bendiciendo a los demás. Está mirando a aquellos en quienes puede confiar con sus tesoros eternos. Cuando los encuentra, Él trabaja con ellos y a través de ellos. Si te niegas a ayudar a otros con lo que Dios puso en tus manos, debes saber que desagradarás a Dios, pero si eres generoso y compartes, la gracia y provisión de Dios fluirán hacia ti y a través de ti.
Proverbios 11: 26 – El pueblo maldecirá al que retiene el grano, pero la bendición caerá sobre la cabeza del que la vende.