“Voy a tener que limpiar tu boca con jabón!”

Nuestras palabras son más poderosas de lo que la mayoría de las personas se dan cuenta. Las palabras contienen imágenes, sentimientos, intenciones y la capacidad de afectar los puntos de vista y las emociones de otras personas. Las palabras pueden ayudar a comunicar nuestras necesidades y sentimientos. Las palabras pueden enmarcar nuestro futuro y nuestro destino. Las palabras también pueden dañar, herir y destruir. Mateo 12:37 dice: “Porque con tus palabras serás justificado, y con tus palabras serás condenado”. Dios nos hace responsables de nuestras palabras, porque nuestras palabras revelan el contenido y las decisiones de nuestro corazón. Nuestras palabras revelan nuestra intenciones y agendas reales. En Números 14:28, Dios declaró a Moisés y Aarón que los israelitas serían juzgados de acuerdo con sus propias palabras. Proverbios 13:3 dice: ‘El que refrena su lengua protege su vida, pero el ligero de labios provoca su ruina.” Tómate un tiempo para escuchar tus palabras. ¿Le das gloria a Dios con tus palabras? ¿Estás animando y alentando a otros? ¿O estás usando tus palabras para derribar y destruir a los demás?

Proverbios 12:18 “El que habla sin pensar hiere como un cuchillo, pero el que habla sabiamente sabe sanar la herida.”

Proverbios 18:21 “En la lengua hay poder de vida y muerte; quienes la aman comerán su fruto.”