Aprenda de El. El es el mentor perfecto!

Como humanos, todos aprendemos observando las vidas y las acciones de personas mayores para aprender de ellos. Los niños observan a sus padres y madres para aprender a lidiar con los muchos desafíos de la vida. Muchos niños no tienen el privilegio de tener a sus dos padres presentes con ellos debido a circunstancias imprevistas, por lo qual acuden a una tía, tío, hermano, hermana o padre adoptivo para obtener la tutoría necesaria. Sin embargo, la mayor mentoria que podemos obtener es mirar y aprender de Jesús. Él es nuestro mentor perfecto. Él es el verdadero autor y consumador de nuestra fe. El nos enseña la verdadera fidelidad, madurez, amor, paz, alegría, respeto, fe y familia. Él es el camino al Padre celestial. Es por su sacrificio que fuimos adoptados en su familia. Nos enseña lo que es un hombre verdadero, maduro y justo. Él es el consumador de nuestra fe. En otras palabras, ¡Él nos ayuda a lo largo de nuestra vida en todas nuestras dificultades y desafíos, y por medio de Su Espíritu, fortalece continuamente nuestra fe para que podamos llegar a la meta en victoria! Sí, todos admiramos a alguien en esta vida, pero el modelo y mentor perfecto es nuestro Señor Jesús. Aprenda de El. ¡Él es el autor y consumador de tu fe!

Hebreos 12: 2 Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien, por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.”

Conoces alguien que es responsable y confiable?

La palabra responsabilidad tiene 2 palabras incrustadas, respuesta y habilidad. Cuando uno está en un estado de responsabilidad, significa que uno es confiable. Responsabilidad y madurez van de la mano. Cuando una persona aprende a ser responsable, significa que está madurando en mente y sus emociones. Dios se complace cuando asumimos la responsabilidad de lo que es verdaderamente importante. El apóstol Pablo reveló que una de las obras de la carne es el egoísmo (Gálatas 5: 20-21). Está en nuestra naturaleza carnal solo cuidarnos a nosotros mismos y no preocuparnos por lo que les sucede a los demás. Cuando ocurre una tragedia, la mayoría de la gente podría decir: ay Dios, lo siento mucho, nuestros pensamientos y oraciones están con ustedes, pero no hacen nada mas. No se responsabilizán de ayudar a los necesitados. Nuestro Señor Jesús fue conmovido por nuestra condición y asumió la responsabilidad de toda la humanidad cuando fue a la cruz. Debido a su amor por nosotros, Él pagó el precio por nuestro pecado y condición, y ahora nos beneficiamos de sus acciones responsables. El apóstol Pablo compartió esto acerca de Jesús: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús: Él, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomó la forma de siervo y se hizo semejante a los hombres. Mas aún, hallándose en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por eso Dios también lo exaltó sobre todas las cosas y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.” (Filipenses 2: 5-11). Sé como nuestro Señor Jesús y asume la responsabilidad por lo que Él ha puesto en tus manos. Deje que su legado diga: “¡Él/ella fue responsable!”

Esdras 10:4 “Levántate, porque esta es tu obligación, y nosotros estaremos contigo; esfuérzate, y pon mano a la obra.”