El rey David entendía el poder y el impacto que las leyes y preceptos de Dios tenían en su vida. En Salmos 17: 4 (NTV), declaró: “He seguido tus mandatos,
los cuales me impidieron ir tras la gente cruel y perversa” Note que él “siguió” los mandamientos de Dios. Servir a Dios no es pasivo; Requiere nuestra participación. Y para agradar a Dios, tenemos que saber cuál es su voluntad. Su voluntad se encuentra en su palabra. David estudió activamente la palabra de Dios, y también aprendió de los representantes de Dios (sacerdotes, profetas) en su día. Debido a esto, desarrolló un alto nivel de discernimiento que le revelaba cómo vivir con rectitud. También le reveló a los que necesitaba alejarse. Sabía que seguir a la gente cruel y malvada lo destruiría. Él dijo en Salmos 19: 10,11 que los juicios de Dios son “Deseables son más que el oro, más que mucho oro refinado; y dulces más que la miel, la que destila del panal. Tu siervo es, además, amonestado con ellos; en guardarlos hay gran recompensa”. Conociendo la palabra de Dios te dará discernimiento en medio de los retos de al vida, los negocios y el ministerio. Le dará un “sexto sentido” que le permitirá evitar escenarios peligrosos y perjudiciales. El Espíritu de Dios traerá la palabra de Dios a tu memoria para liberarte y mostrarte los caminos que debes tomar en tu vida. Hoy, diga como David: Sigo con alegría sus mandamientos y preceptos.
Salmos 17: 4 (NTV) “He seguido tus mandatos, los cuales me impidieron ir tras la gente cruel y perversa”.