Su Nombre es grande!

El Señor Jesús nos enseñó el patrón perfecto para la oración diaria. Él nos enseñó a comenzar nuestra oración con adoración y honor. El nombre de Dios es santo. La palabra “santificado” significa: santificar, venerar, consagrar, santificado. Cuando venimos al Padre Celestial, debemos reconocer Su Santidad. Él realmente es digno de ser alabado. Su nombre revela muchas cosas acerca de su amor hacia su pueblo. En el Antiguo Testamento, puedes encontrar Su Nombre conectado con una revelación específica de Su naturaleza o carácter. Podemos ver conectado con Su Nombre cosas como provisión divina, protección, sanidad, restauración, santificador, entre otras cosas. El nombre de su Padre Celestial revela su amor absoluto por Sus hijos. ¡Siempre recuerda esto cuando vienes a Él cada mañana!

Mateo 6: 9 De esta manera, ora: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.

Tu Padre Celestial te ama!

El Señor Jesús nos enseñó el modelo perfecto de oración. Él compartió varios principios que están incrustados en la oración del Señor. El primer principio es que podemos orar con confianza, porque estamos orando a Nuestro Padre. Él es un Padre perfecto y fiel. Él es un modelo para todos los padres. Él ama a sus hijos. Él cuida de sus hijos. Él escucha a sus hijos. Él provee para sus hijos. Él protege a sus hijos. Él responde a sus hijos. Él les da a sus hijos un destino y un propósito piadosos. Él nunca deja ni abandona a sus hijos. Él corrige a sus hijos. Él coloca a sus hijos en su familia y les da una herencia. Podemos confiar en nuestro Padre celestial. Nuestras oraciones tienen poder y autoridad porque somos sus hijos, y Él escucha las oraciones de sus hijos.

Mateo 6:9 De esta manera, ora: Padre nuestro, cielo, santificado sea tu nombre.