¿Sabías que tienes dos pares de ojos, los cuales son tus ojos naturales y los ojos de tu espíritu? El Salmo 119: 18 (TPT) dice: “Abre mis ojos para ver las maravillas milagrosas escondidas en tu palabra”. David sabía que si le pedía a Dios que abriera sus ojos espirituales, él podría ver la sabiduría escondida, los milagros y las maravillas contenidas en Su palabra. La palabra de Dios es espíritu y es verdad. No se puede entender con la mente natural. Es una tontería para aquellos cuyos ojos espirituales han sido oscurecido por el espíritu de esta época. Hay gran tesoro escondido en la Palabra de Dios y está disponible para aquellos que realmente tienen hambre de Dios con todo su corazón. Si realmente quiere comprender y conocer las maravillas milagrosas que estan escondidas en la palabra de Dios, entonces es hora de tomarse en serio con Dios y pedirle con todo su corazón que abra los ojos de su comprensión.
Efesios 1:18 (NBLA) “Mi oración es que los ojos de su corazón les sean iluminados, para que sepan cuál es la esperanza de Su llamamiento, cuáles son las riquezas de la gloria de Su herencia en los santos”
Dios juzgó a su pueblo que rechazó voluntariamente su sabiduría y leyes. Les había dado leyes, preceptos y sabiduría para que pudieran vivir en paz, bendecidos y con propósito divino. Sin embargo, debido a su orgullo y arrogancia, rechazaron Sus palabras. Esto disgustó mucho a Dios. Oseas 4: 6 dice: “Mi pueblo es destruido por falta de conocimiento. Debido a que has rechazado el conocimiento, yo también te rechazaré de ser sacerdote para mí; porque has olvidado la ley de tu Dios, también olvidaré a tus hijos”. . Ese es un verso escalofriante. Dios declaró a aquellos que voluntariamente rechazaron Su palabra que Él también los rechazaría de poder servirle. Esto también afectaría a sus hijos porque Dios sabía que no enseñarían la ley de Dios a sus hijos. Esto también causaría que el juicio recayera sobre los hijos, ya que actuarían igual que sus padres. Dios estaba complacido con Abraham y sabía que enseñaría la ley de Dios a sus hijos (Génesis 18:19). Por eso bendijo grandemente a Abraham y a sus hijos. Pero aquellos que rechazan su palabra no podrán disfrutar de Su Presencia. No podrán recibir vida de su palabra y promesas. No enseñarán a sus hijos, por lo que también afectará negativamente a sus hijos. Aprenda de su ejemplo y abrace Sus preceptos y promesas. ¡Será una bendición duradera para usted y su familia!