Podría ser que tu sufrimiento se ha acabado?

En el libro de Marcos, capítulo cinco, hay un relato donde una mujer enferma se dirigió hacia Jesús y toco el borde de su manto. Su postura de fe era que si ella solo pudiera tocar el borde de su manto, sería sanada. Ella había escuchado que Jesús era el Mesías, y estaba sanando y liberando a las personas dondequiera que iba. Cuando llegó a donde estaba Él, vio que había una multitud literal de personas alrededor de Jesús. Esto hizo que su plan fuera muy difícil. Sin embargo, su fe y su resolución la impulso a la tarea, y se abrió camino hacia Jesús. Cuando llegó a Él, agarró el borde de su manto e inmediatamente fue sana de su enfermedad. Jesús le dijo: “Hija, tu fe te ha sanado. Ve en paz. Tu sufrimiento ha terminado (Marcos 5:34). “Lo que esto me dice es que era su fe (en Jesus) que la había sanado y de ahora en adelante su sufrimiento había terminado. Recuerda hoy que tu fe en Dios y en Su palabra puede mover montañas. Te puede curar. Puede traer la provisión necesaria puede conseguirte el trabajo que necesitas. Puede darte favor cuando sea necesario. Puede quitar el sufrimiento. Puede desatar el poder de Dios sobre tu situación. Tu fe en Dios es más poderosa de lo que crees.

Marcos 5:34 (NTV) “Y él le dijo a ella:” Hija, tu fe te ha sanado. Ve en paz. Tu sufrimiento ha terminado “.

En vez de preocuparse, haga esto!

El apóstol Pablo abordó un tema muy importante en nuestros días, y eso es la preocupación. Se unió al Señor Jesús al enseñarnos que preocuparse no solo es inútil, sino peligroso. En Filipenses 4:6, el apóstol comparte esto: “No te preocupes por nada; en cambio, ora por todo. Dile a Dios lo que necesitas y agradécele todo lo que ha hecho”. Él dice: ¡No te preocupes! Pero él no se detiene allí. Agrega: “No te preocupes por nada”. Eso significa que la preocupación es inútil en cualquier ámbito. Simplemente no debemos estar de acuerdo con la preocupación en ningún escenario. La preocupación y el temor van de la mano. Cuando nos preocupamos, le decimos a nuestro cerebro y cuerpo que se avecina una crisis, y su cuerpo responderá yendo a la defensa. Ahí es cuando comienzan las palpitaciones, las sustancias químicas de tu cuerpo lo llevan a una sobrecarga y el estrés comienza a degradarlo físicamente, emocionalmente y espiritualmente. Tu mente comienza a evocar muchos escenarios malos y te sacan de tu lugar de paz y autoridad. La próxima vez que sienta la tentación de entrar en un lugar de preocupación, en vez de eso, entre en oración, y recuerda que Dios nos ha dicho que “no nos preocupemos”. Mientras esté en oración, recuerde que Dios está contigo, y Él hace que todas las cosas trabajen para nuestro bien. No importa lo que veas en este momento, debes saber que Dios te dará paz y estrategias durante estos momentos inciertos. También, Recuerde y darle gracias a Dios por las cosas buenas y las buenas experiencias que ya había recibido en el pasado. Recuerda que de la misma manera que Dios te ha liberado y ayudado en el pasado, Él lo hará de nuevo. Gloria a Dios!

Filipenses 4: 6 (NTV) “No te preocupes por nada; en lugar de eso, ora por todo. Dile a Dios lo que necesitas y agradécelo por todo lo que ha hecho”.