El rey David sabía la importancia de las oraciones y peticiones diarias. Como rey, necesitaba sabiduría, estrategias, protección y provisión divina para él y su pueblo. También amaba a Dios y su presencia. Sabía que sin una relación personal diaria con Dios, no podría gobernar con rectitud, y sus enemigos lo destruirían. En Salmos 5: 3 (EHV), David declaró: “Señor, por la mañana oyes mi voz. Por la mañana pongo mis peticiones delante de ti y espero tu respuesta”. David iba delante del Señor cada mañana. Esta fue una de sus mayores disciplinas. Todos los días presentaba sus peticiones ante el Señor, y esperaba la respuesta de Dios todos los días. El Señor Jesús nos dijo que oremos todos los días. Aquí se puede ver dos poderosas instrucciones que enfatizan la importancia primordial de la oración diaria, la relación diaria con Dios y la expectativa diaria de la respuesta de Dios a nosotros. Haga una autoevaluación y vea si esto es parte de su disciplina diaria. Si no, estás perdiendo recibir la sabiduría y provisión diaria de Dios. Piénselo, la mayoría de las personas no comenzarán su día sin mirar las noticias o verificar lo que sus amigos de Twitter están tuiteando en lugar de buscar al Señor y recibir Su sabiduría cada día. Si ese es el caso, ¡qué vergüenza!
Necesitamos una poderosa revelación de nuestro Padre Celestial. El Señor Jesús nos enseñó a orar. Nos dice que comencemos la oración con “Padre Nuestro, que estás en los cielos”. No solo es nuestro Padre celestial, también es el ejemplo perfecto del mejor padre que uno podría tener. Su amor por nosotros es legendario, su perdón cuando pecamos y fallamos es inigualable. Sus amables y tiernas misericordias son nuevas todos los días. Él nos cuida y siempre está con nosotros. Nunca nos deja ni nos abandona. Él satisface todas nuestras necesidades de acuerdo con sus riquezas en gloria. Él escucha y responde a nuestras oraciones y peticiones. Él envió su palabra y nos sanó. Él es fiel. Él es consistente. Nos ha dado una herencia invaluable. Se regocija por nosotros. Él nos da los mejores regalos. En pocas palabras, Él es el Padre que no tiene igual. ¡Él es nuestro Padre celestial!
Mateo 7: 11 (Version Amplificada) “Si entonces, malvado (pecaminoso por naturaleza) como eres, sabes cómo dar regalos buenos y ventajosos a tus hijos, cuánto más dará tu Padre que está en el cielo [perfecto como es] lo que es bueno y ventajoso para aquellos que siguen preguntándole”