Una de las muchas razones por las que Jesús envió al Espíritu Santo es que necesitamos fuerza sobrenatural para nuestra journada. Habrá muchas ocasiones en que las circunstancias, las pruebas y las tribulaciones vendrán y nos agotarán de nuestra alegría y fortaleza. Es entonces cuando necesitamos aprovechar el poder sobrenatural del Espíritu Santo que habita dentro de nosotros. ¡Hay un poder ilimitado para nosotros todos los días! Colosenses 1:11 dice: “Fortalecidos con todo poder, según Su glorioso poder, para toda paciencia con gozo”. No permitas que el enemigo te engañe haciéndote creer que estás solo. ¡El Espíritu Santo de Dios está contigo y te proporcionará toda la fuerza, sabiduría, estrategia y gozo para vencer cualquier ataque del enemigo! Su gracia es suficiente y Su fidelidad es consistente. Anímate hoy. El Espíritu Santo está ahí contigo. ¡Ninguna arma formada contra ti prosperará! ¡Eres más que un vencedor por medio de Cristo que te ama y dio su vida por ti!
El poder de la gratitude!
Hay muchos principios de poder en el Nuevo Testamento. Uno de ellos es el poder de la gratitud. El rey David enseñó mucho sobre el poder de la gratitud. Las personas que están agradecidas tienen tal ventaja sobre aquellos que son ingratos. Los ingratos no pueden ver más allá de sus circunstancias actuales; Los agradecidos ven oportunidades ocultas, incluso durante tiempos de dificultad. Los ingratos no aprecian lo que tienen actualmente, por lo que siempre buscan y desean lo que otros tienen; Los agradecidos aprecian lo que Dios ha puesto en sus manos. Los ingratos nunca están satisfechos, por lo que siempre están atrapados en un círculo vicioso de celos y deseando lo que otros tienen; El lugar agradecido tiene un gran valor en lo que tienen actualmente, por lo que son libres de crecer desde allí. Los ingratos no son generosos, porque no valoran lo que tienen; Los agradecidos son generosos, incluso con lo poco que tienen. los ingratos no pueden ver más allá de sus circunstancias para ver el amor y la misericordia de Dios. ¡Los agradecidos se dan cuenta de que Dios es bueno, y su misericordia perdura para siempre! (Salmos 106: 1)
Efesios 5:20 “dando siempre gracias por todas las cosas a Dios el Padre en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, sometiéndose los unos a los otros en el temor de Dios”.