Fuiste hecho para el dominio!

Fuimos creados para el dominio. Cuando estamos en una relación correcta con Dios, superamos obstáculos, rompemos barreras, desafiamos la palabra y la noción de “imposible”, no nos rendimos, no cedemos, nos destacamos, nos esforzamos, presionamos hacia arriba. ¡Nuestro Dios es un guerrero, y tenemos su ADN! Recuerda, tu crisis es temporal. Las tormentas no son para siempre. Las tormentas vinieron a pasar, no a quedarse. Cuando llega una tormenta, limpia la atmósfera. Elimina todo lo que no está anclado. Es posible que hayas experimentado una tormenta en el año 2018. Pero en vez de destruirte, te fortaleció,, te limpio y aclaro tu camino. Este año, tu camino está claro. La tormenta está detrás de ti, y los cielos azules están por delante de ti.

Romanos 8:28 “Y sabemos que todas las cosas funcionan bien para los que aman a Dios, para los que son llamados de acuerdo con su propósito”.

Génesis 1:26 “Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza, y que tengan dominio sobre los peces del mar, y sobre las aves del aire, y sobre el ganado, y sobre todo el tierra, y sobre toda cosa que se arrastra sobre la tierra “.

Todo saldra bien!

Todos pasamos por muchas crisis, desafíos, fracasos y decepciones en la vida. A veces, parece que hemos perdido el tiempo después de haber gastado tanta energía en una situación o problema. Sin embargo, las Escrituras nos recuerdan que aunque pasamos por problemas o situaciones que han causado pérdidas o fracasos, Dios puede cambiar la situación. Dios puede incluso convertir una situación negativa o aparentemente devastadora en algo donde Él puede obtener la gloria, y donde el bien puede salir de ese problema. Dios puede hacer que todas las cosas trabajen juntas para nuestro bien. Confía en Él en medio de tu situación, juicio o tribulación. Él está resolviendo cosas en el reino espiritual. Saldrás por el otro lado, y estos problemas se resolverán para bien.

Romanos 8:28 – Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman, es decir, de los que él ha llamado de acuerdo a su propósito.