En este nuevo año, es vital que vigilemos nuestras bocas para asegurarnos de que las palabras que estamos hablando estén alineadas con la palabra y voluntad de Dios. La muerte y la vida están en el poder de la lengua y cómo embajadores de Cristo, debemos entender que representamos al Rey en esta generación. Por lo tanto, debemos orar todos los días para que Dios nos dé sabiduría para hablar como los oráculos de Dios y no como aquellos que no se preocupan por las repercusiones de sus palabras. Mire lo que dice y hace, porque estas creando un ambiente y legado que afectara a otros. La pregunta es: ¿el legado que está creando está glorificando a Dios o ayudando a destruir a esta generación?
Salmo 19:14: “Sean, pues, aceptables ante ti mis palabras y mis pensamientos, oh Señor, Roca mía y Redentor mío”