¿Quién es tu proveedor?

Las escrituras nos enseñan que Dios es nuestro proveedor supremo. La mayoría de las veces consideramos nuestros trabajos como nuestros  proveedores, pero, francamente, los trabajos van y vienen. Pueden estar disponibles hoy y desaparecer mañana. Es vital que captemos la revelación en lo profundo de nuestro espíritu de que Dios es nuestro proveedor. Las oportunidades pueden cerrarse. Reducción de trabajos y despidos pueden ocurrir. Pero Dios puede proporcionarnos provisión de forma ilimitada porque es un Dios ilimitado con provisión y recursos ilimitados. Él es en realidad el que nos proporciona provisión y recursos a diario. No solo eso, cuando somos generosos, Él multiplicará nuestros recursos para que podamos seguir siendo generosos con los demás. ¡Su trabajo podría cerrarse, su banco podría fallar, sus oportunidades actuales podrían agotarse, pero siempre recuerde que Dios nunca falla, y Él es el que abrirá nuevas puertas de oportunidad cuando el actual se cierre porque Él es nuestro proveedor!

2 Corintios 9:10 “Ahora, el que proporciona semilla para el sembrador y pan para alimento proveerá y multiplicará su semilla para sembrar [es decir, sus recursos] y aumentará la cosecha de su justicia [que se muestra en bondad activa y amor]”

Entiendes lo que escuchaste?

En Mateo 13, Jesús enseñó sobre la parábola del sembrador. Él enseño que el sembrador es el que siembra la palabra de Dios. La tierra es el corazón del hombre. Cuando se siembra la palabra, el enemigo siempre intenta “arrebatar” lo que fue sembrado en el corazón. Si la persona no entiende lo que se le dijo, entonces el enemigo puede robarle esa verdad. Sin embargo, en el versículo 23, Jesús comparte que si la persona entiende lo que oye, entonces la palabra dentro de su corazón no se podrá arrebatar, y luego dará frutos. Por eso es tan importante no solo leer casualmente la palabra de Dios. Uno debe meditar en la palabra de Dios. Eso significa que te concentras en lo que estás leyendo y luego piensas en lo que has leído. También es bueno pedirle a Dios que comprendas la palabra. De esta manera, el enemigo no podrá “arrebatar” la palabra, y tu podrás dar fruto, que es lo que Dios está buscando, y podrás crecer en gracia y verdad. Dios se complace cuando sus hijos hacen de su palabra una prioridad. Recuerda siempre: la palabra de Dios sembrada en tu corazón es tu mejor arma.
Mateo 13: 18-19, 23Oíd, pues, vosotros la parábola del sembrador: Cuando alguno oye la palabra del Reino y no la entiende, viene el malo y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Éste es el que fue sembrado junto al camino.” Mateo 13:23 “Pero el que fue sembrado en buena tierra es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta y a treinta por uno.”