Parte del entrenamiento que el Señor Jesús dio a los Apóstoles fue la importancia de nunca rendirse y desanimarse en medio de cualquier crisis o problema. Lucas 18: 1 dice: “Ahora Jesús les estaba contando a los discípulos una parábola para aclarar que en todo momento deben orar y no darse por vencidos y desanimarse”. Jesús nunca dijo nada sin una razón importante. Él sabía que encontraríamos grandes dificultades en la vida y, debido a esto, necesitamos saber que tenemos poderosas armas de guerra, los cuales son: ¡Oración y mantenernos parados firme en sus promesas! Juan 16:33 dice: “Te he dicho estas cosas, para que en Mí tengas paz [perfecta]. En el mundo tendras tribulación, angustia y sufrimiento, pero sé valiente [ten confianza, no te desanimes, llénate de alegría]; he vencido al mundo. “[Mi conquista se ha logrado, mi victoria permanece]. Hoy, anímate. Dios te recuerda que Él ya ganó la batalla por ti. Mantente firme en la fe. Ponte toda la armadura de Dios. Sométete a Dios, resiste al diablo y de vosotros huirá (Santiago 4: 7). ¡Mantente firme en la victoria que Jesús ya ganó para nosotros!
En Él, venceremos!
El Señor Jesús compartió que experimentaríamos dificultades en esta vida, pero enfáticamente nos hizo saber que en Él tenemos perfecta paz y confianza. Juan 16:33 (AMPL) dice: “Te he dicho estas cosas, para que en Mí tengas [perfecta] paz y confianza. En el mundo tendrás tribulación y pruebas, angustia y frustración; pero ten buen ánimo [Ánimo, confianza, aseguranza, sin temor!] Porque he vencido al mundo. [Lo he privado de poder para lastimarte y lo he conquistado por ti.] “Podemos tener valor en Él porque Él venció al mundo. Ha privado al enemigo del poder de dañarnos y lo ha conquistado. En pocas palabras, ¡en Él, venceremos!