Tu enfoque determina tu futuro!

Todos queremos prosperar y crecer. Queremos promociones para poder ganar más dinero para cuidar de nuestras familias. Como seres humanos, apreciamos ser reconocidos por nuestras acciones y logros. Sin embargo, a la mayoría de las personas no les gustan los problemas, efectos secundarios y reacciones que ocurren a medida que aumentamos, promovemos, avanzamos, ganamos mayor influencia, etc. Una vez alguien me dijo “mayores niveles, mayores demonios”. Él quiso decir que cuando uno crece en influencia, los ataques y desafíos también aumentarán. Un buen ejemplo se encuentra en Hechos 6: 1: “Al multiplicarse los creyentes rápidamente, hubo muestras de descontento. Los creyentes que hablaban griego se quejaban de los que hablaban hebreo diciendo que sus viudas eran discriminadas en la distribución diaria de los alimentos.” Observa cómo en medio de una iglesia joven, en crecimiento, llena del Espíritu, surgen las quejas y surge un descontento. Esto sucede en todas partes donde existe un número creciente de personas. Esto incluso sucedió en los días de Moisés. Hubo rumores de descontento y quejas. Mientras trabajes con personas, familiaríciate con la idea de que escucharás quejas y rumores de descontento. El problema no es si vas a recibir quejas o no, el problema es cómo respondes a las quejas. Moisés permitió que la gente lo enojara, y en su ira respondió de una manera que disgustó al Señor. Por eso, no pudo entrar en la tierra prometida. A la inversa, cuando los apóstoles se enteraron de las quejas, trabajaron con la congregación para abordar los problemas actuales y continúaron enfocándose en su ministerio. ¿Se ha distraído su atención por las quejas y críticas de los que lo rodean? Recuerda, aquello en lo que te enfocas se expande y crece en influencia. Hoy, decida enfocarse en lo correcto. Puede ser la diferencia entre el verdadero éxito, o la decepción y el fracaso.

Hechos 6: 1 “Pero a medida que los creyentes se multiplicaban rápidamente, hubo rumores de descontento. Los creyentes de habla griega se quejaron de los creyentes de habla hebrea, diciendo que sus viudas estaban siendo discriminadas en la distribución diaria de alimentos”.